Washington calificó de 'preocupante' la decisión de Turquía, país miembro de la OTAN, de desarrollar su propio sistema de defensa antiaéreo con la compra de armamento chino.
A finales de septiembre Ankara anunció sus planes de utilizar en su sistema de defensa antiaéreo los misiles HQ-9, fabricados por el consorcio chino CPMIEC (Precision Machinery Export-Import Corporation), sancionado por Estados Unidos por suministrar armamento a países incluidos en su Ley de No Proliferación Irán, Corea del Norte y Siria (INKSNA).
"Hemos iniciado las negociaciones de expertos con Turquía a través de los canales oficiales. Esperamos mantener las conversaciones en una atmósfera de respeto mutua. Estamos preocupados por la situación, pero Ankara tomará su propia decisión tras examinar todos los hechos", comentó el embajador de EE.UU. en Turquía, Francis Ricciardone.
De acuerdo con las declaraciones de Ankara, se prevé el suministro de 12 sistemas de misiles antiaéreos por un importe de 4.000 millones de dólares, es decir, por un coste menor que el de sistemas análogos extranjeros, aunque la decisión definitiva aún no ha sido tomada. Los analistas indican que pese a que el armamento chino cumple con todos los requisitos técnicos necesarios del Ejército turco, podría tener problemas para integrarse en la arquitectura militar de la OTAN.
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