Se recrudece la violencia contra los cristianos en Siria

Un proyectil de mortero ha impactado contra la Nunciatura Apostólica en Damasco. El párroco greco-católico de Raqqa y Tabqa ha tenido que buscar refugio en Libia después de que los fundamentalistas hayan arrasado con todo símbolo cristiano en ambas ciudades.

A las 6:35 de esta mañana impactaba sobre el tejado de la Nunciatura Apostólica de Damasco un proyectil de mortero que las fuerzas de seguridad sirias han definido como “de potencia media-alta”. así lo ha confirmado a la Agencia Fides el arzobispo Mario Zenari, Nuncio Apostólico en Damasco. Las más altas autoridades sirias han expresado su solidaridad con la Nunciatura inmediatamente después del ataque. “Eran las 6:35, me acababa de levantar”, dice a la Agencia Fides Mons. Zenari “cuando escuché una fuerte explosión. Me tiré al suelo, ya que a veces lanzan los proyectiles uno tras otro. Después de unos minutos, nos dimos cuenta de que esta vez el disparo había alcanzado el techo de la Nunciatura,causando afortunadamente sólo daños materiales. Se han caído las tejas, las astillas han quedado esparcidas por todas partes, pero, afortunadamente, en ese momento aún no habían llegado los empleados al edificio”.

La habitación privada del Nuncio se encuentra justo debajo del punto del techo que ha sido alcanzado. El Nuncio, en los días de buen tiempo, suele recitar laudes en el pequeño balcón de su habitación, alrededor de las siete de la mañana. “Por eso -confiesa Mons. Zenari a Fides- “hora yo también doy las gracias a mi ángel de la guarda”. Menos de una hora después, han comenzado a llegar los primeros testimonios de solidaridad: “ha llamado el Vice-Ministro de Relaciones Exteriores -dice el Nuncio- que a las once también nos ha visitado personalmente, expresando la cercanía en nombre del Presidente, el gobierno y el pueblo sirio. Han llamado los patriarcas y obispos, e incluso el mediador de la ONU Lakhdar Brahimi. Toda la población es muy sensible y atenta a la voz de la Iglesia Católica, después de la intervención del Papa Francisco sobre el conflicto y la jornada de ayuno y oración por la paz”.

En los alrededores de la Nunciatura, desde que comenzó el conflicto, ya habían caído al menos siete misiles. El arzobispo Zenari deja abierta la cuestión de si han sido objeto de un ataque dirigido. Recuerda que “El sábado, dos proyectiles de mortero cayeron sobre el monasterio franciscano en Aleppo. Y en los últimos meses, varios obuses han llegado a la ciudad vieja de Damasco, donde se concentran muchas iglesias. Eso sucede en Siria”, concluye el Arzobispo “es una guerra complicada. Rogamos al Señor para que la violencia termine pronto”.

Persecución a los católicos de Raqqa y Tabqa

Por otra parte, el Archimandrita Naamán Rawik, párroco greco-católico de Raqqa y Tabqa – ciudades dela siria septentrional en manos de las milicias anti-Assad desde hace meses- ha encontrado refugio en el Líbano después de que militantes islamitas del Estado Islámico de Iraq y del Levante (ISIL) hayan atacado y dañado sus dos parroquias. En los últimos días, el Archimandrita Rawik ha dirigido un mensaje público en la que condena los actos de violencia contra las iglesias, en oposición a la tradición islámica. “Vosotros -dice padre Rawik- habéis borrado todo rastro cristiano, destruyendo nuestras iglesias y ofendiendo a los santos patronos, violando nuestros hogares y empujando al exilio a los pastores y a sus feligreses (...). ¿Creéis quizá que Allah, vuestro Profeta y los musulmanes en general, aceptan y bendicen estos actos?”.

El mensaje apremiante de padre Naamán termina señalando la fiebre islamista como un cuerpo extraño con respecto a la tradición de convivencia entre cristianos y musulmanes experimentada en Oriente Medio: “Volved a vuestros Textos Sagrados”, escribe el Archimandrita a los militantes islamitas, “aprended de ellos el verdadero Islam antes de que se puedan demostrar con los versos del Corán que os habéis convertido en extraños para el Libro y la enseñanza de Allah sobre la tolerancia”.