Al Asad y Al Qaeda, juntos en la destrucción de símbolos cristianos

La Coalición Nacional para las Fuerzas de la Oposición y la Revolución Siria (CNFORS) ha denunciado este miércoles que el Gobierno de Bachar al Asad y la milicia Estado Islámico para Irak y el Levante (ISIS), vinculado a Al Qaeda y enemiga del régimen, "comparten una mentalidad terrorista".

Así, ha difundido el bombardeo por parte del Ejército de una de las iglesias más antiguas de la localidad de Yabrud y la destrucción de una estatua de la Virgen María a manos de un miliciano de la brigada extremista.

"Las similitudes entre ambos comportamientos demuestran la mentalidad terrorista compartida de ambos. Tanto el régimen de Al Asad como el ISIS muestran una indiferencia total por los símbolos religiosos y las vidas de civiles inocentes", ha agregado la coalición a través de un comunicado.

Ataques "repetidos y continuados"

En este sentido, la CNFORS ha apuntado que "de forma repetida y casi coordinada, el régimen y el ISIS atacan lugares sagrados para intentar encubrir las masacres del régimen y dañar la imagen de la revolución siria".

"Estos ataques están claramente destinados a desviar la atención del mundo de la crisis humanitaria y del sufrimiento de millones de sirios, causado por los crímenes del régimen de Al Assad y otros grupos y organizaciones antirrevolucionarias", ha agregado.

Así, ha mostrado su "tristeza" por "el sufrimiento del pueblo sirio, que sufre el terrorismo del Estado y de la guerrilla". "El futuro del pueblo sirio, y de Siria como nación, es poco prometedor ante el silencio e impotencia de la comunidad internacional ante el régimen criminal y tiránico (de Al Asad)", ha remachado.

Desde que comenzó la guerra civil en Siria, en marzo de 2011, más de 110.000 personas han muerto a causa de los combates y más de seis millones de personas, incluido un millón de niños, se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

Un tercio de los cristianos sirios han huído de sus hogares

Alrededor de un tercio de la comunidad cristiana de Siria ha huido de sus hogares a consecuencia de la guerra civil, según denunció recientemente el patriarca de la Iglesia Grecocatólica Melquita, Gregorios III Laham, quien cifró en más de 450.000 el número de cristianos que se ha visto desplazado o que ha tenido que abandonar el país desde el inicio del conflicto hace dos años y medio.

"Tenemos que tener una nueva visión, y ese es nuestro trabajo como cristianos, especialmente como cristianos árabes", sostuvo en una entrevista con la BBC Gregorios III Laham, quien ha sido acusado en varias ocasiones de respaldar al Gobierno de Bachar al Asad. "Tenemos que unirnos: no más armas, no más violencia, sí a una nueva y mejor visión de la vida", remachó.

Hay otros cristianos que no quieren abandonar su país y ante su vulnerabilidad buscan un protector poderoso: Rusia. Según informó a principios de octubre la agencia RIA Novosti, al menos 50.000 cristianos sirios de la provincia de Damasco han expresado su deseo de solicitar la ciudadanía de Rusia, sin renunciar a la nacionalidad siria y sin abandonar el país, para obtener protección ante el riesgo de ser exterminados, según un comunicado del Ministerio de Exteriores ruso.

El régimen destruye los equipos de producción de armas químicas

La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW) ha asegurado este jueves que todos los equipos de producción y elaboración de armas químicas declarados en Siria han quedado destruidos. En un documento al que ha tenido acceso la agencia Reuters, la organización ha declarado que las autoridades sirias ya han destruido estos equipos, cumpliendo con ello los plazos previstos en el programa de desarme.

Asimismo, la OPCW ha indicado que sus inspectores han observado 21 de los 23 centros de armas químicas del país. Los dos restantes se encuentran en lugares demasiado peligrosos, pero sus equipos de armamento químicos ya han sido trasladados a otros lugares y ya han sido inspeccionados.

Siria había accedido a destruir todo su arsenal químico en aplicación del reciente acuerdo entre Washington y Moscú y tras las amenazas militares de Estados Unidos por el ataque con gas sarín perpetrado el pasado 21 de agosto en las cercanías de Damasco, que causó al menos varios cientos de muertos. El Gobierno norteamericano y otros países occidentales atribuyeron este ataque al Gobierno, pero tanto Rusia como el régimen acusaron de él a los rebeldes.

El acuerdo obligaba a Siria a inhabilitar todas sus instalaciones de producción y elaboración de armas químicas antes del 1 de noviembre. Asimismo, para mediados de 2014 deberá quedar destruido todo el arsenal químico del país.